Destilar con los puños de alambique los tabiques de este mar.

En el prólogo de "La cifra" de Jorge Luís Borges se puede leer: "El ejercicio de la literatura puede enseñarnos a eludir equivocaciones, no a merecer hallazgos. Nos revela nuestras imposibilidades, nuestros severos límites”.
Estas palabras cobran un devastador significado extrapolándolas a otros campos, por los que hoy paseo. Este Post no pretende aclarar nada, sino todo lo contrario, más bien emborronar (y cuenta nueva).
No querría dejar pasar la ocasión para dedicar unas líneas a todos esos Post que nunca salieron, o que tal como salieron se quitaron de en medio por no parecerle correcto o acertado al autor o a la Sección Sindical, a todos esos párrafos tachados. Sin duda creo que los que no están son los más valiosos ya que son los más sinceros, los más entregados, los que mayor carga emocional tenían, que no consiguieron pasar el filtro del raciocinio posterior.
En un taller de literatura, un reconocido escritor de Fuenteheridos nos explicó a unas 16 abuelitas y a 4 jóvenes que más importante que el lápiz que escribe son las tijeras que recortan lo escrito, pues bien, este post va por todos esos recortes que han llenado varias papeleras, y que para el que los escribió y recortó quedan.