People have the power

Ese poder que demuestran muchos de los que aquí trabajan, esos que se afanan en que la cosa funcione, esos que se llevan toda una noche dentro de un filtro de Lavado para reparar esa pletina que se ha desprendido de su sitio, sudando como camellos, esos que se comen los marrones, esos que se adelantan al desastre, esos que prevén lo que puede pasar y ponen medios, esos que se preocupan de vigilar el ruido de aquella máquina, esos que aún quemándose el pellejo realizan la maniobra maldita que te puede costar cara pero que es necesaria, esos que prefieren hacer las cosas bien aunque les insten a hacerlas corriendo, esos que reciben la llamada a las tantas de la madrugada para consultarles una cagada, esos que saben lo que es importante, esos que sacan el momento de donde no lo hay para ver aquello (porque no se fían), esos que vigilan cada variable, esos que no se quedan tranquilos porque una instalación no marcha como debe al finalizar su jornada, esos que se sienten profesionales, esos que realizan lo impensable sin repuesto, sin tornero o sin alumbrado, esos que resuelven, esos tan criticados por tomarse su trabajo en serio, esos que desesperan ante las injusticias que sufre esta fábrica, esos que se sienten impotentes, esos que padecen las contrariedades de las caprichosas máquinas, de los absurdos mandatos o de las maldiciones divinas que les hacen pagar su karma, esos que se joden por sistema, esos que aún piensan que la cosa tiene arreglo, esos que se sienten emocionalmente atados a sus plantas, a su taller, a sus máquinas, esos que se sienten orgullosos de haber solucionado tal o cual problema imposible, esos que suavizan las situaciones más tensas, esos que sufren, sienten y padecen cada válvula dura, cada tornillo gripado, cada atasco encabronado, esos que hacen mil cosas cada día que nadie ve.
Vendrán directivos más banqueros, vendrán técnicos más incompetentes, vendrán jefes más cabrones, vendrán bajadas de sueldo, vendrán horarios más duros, pero ellos seguirán siendo auténticos, seguirán fieles a su criterio, a su bien hacer, a su ego profesional.
Ellos, tanto técnicos como personal de convenio, viven otra realidad diferente de la de los datos, números, balances u optimización de recursos, ellos sienten el pulso de la fábrica, no hace falta que nadie les diga como va la cosa, ellos están por encima de tantas nuevas políticas, de nuevos procedimientos, de nuevos inventos, de nuevos planteamientos. Tienen los huevos pelados ya de tirar pa´lante, de saber lo que llevan entre manos.
Ellos, sean muchos o pocos, que piden sus derechos y afrontan sus obligaciones, que ya están cansados de no entender nada de lo que está pasando, ellos son los que tienen el poder de que esto siga adelante, aunque cada día se lo pongan más difícil. Ellos que aunque le sobren los motivos aún no han tirado la toalla. Ellos que por más palos que les den siguen pensando que igual mañana se dará el día mejor. Ellos tienen el poder.

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